viernes, 18 de enero de 2008

Un buen comienzo: la historia del barómetro

¿Qué puede ser tan representativo de este posgrado como para que ocupe el primer lugar en la lista de artículos del blog? Sin duda, esta es una pregunta difícil de responder. No es fácil encontrar una historia que represente muchas de nuestras ideas y valores. No es fácil, pero tampoco imposible...
Acá va una que hace un buen trabajo:


LA HISTORIA DEL BARÓMETRO
Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Britanica y Premio Nobel de Quimica en 1908, contaba la siguiente anecdota: Hace algun tiempo, recibi la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que habia dado en un problema de fisica, pese a que este afirmaba con rotundidad que su respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo. Lei la pregunta del examen y decia: Demuestre como es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barometro. El estudiante habia respondido: Lleva el barometro a la azotea del edificio y atale una cuerda muy larga. Descuelgalo hasta la base del edificio, marca y mide. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio. Realmente, el estudiante habia planteado un serio problema con la resolucion del ejercicio, porque habia respondido a la pregunta. Correcta y completamente. Por otro lado, si se le concedia la maxima puntuacion, podria alterar el promedio de su año de estudios, obtener una nota mas alta y asi certificar su alto nivel en fisica; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel. Sugeri que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedi seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debia demostrar sus conocimientos de fisica.Habian pasado cinco minutos y el estudiante no habia escrito nada. Le pregunte si deseaba marcharse, pero me contesto que tenia muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excusé por interrumpirle y le rogué que continuara. En el minuto que le quedaba escribio la siguiente respuesta: Tome el barometro y láncelo al suelo desde la azotea del edificio. Calcule el tiempo de caida con un cronómetro. Despues se aplica la formula altura = 0,5 por Aceler.de la G por T al cuadrado. Y asi obtenemos la altura del edificio. En este punto le pregunte a mi colega si el estudiante se podia retirar. Le dio la nota más alta.Tras abandonar el despacho, me reencontre con el estudiante y le pedi que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondio, hay muchas maneras, por ejemplo: Tomas el barometro en un dia soleado y mides la altura del barometro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuacion la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporcion, obtendremos tambien la altura del edificio.Perfecto, le dije, ¿¿y de otra manera?? Sí, contestó, este es un procedimiento muy basico para medir un edificio, pero tambien sirve. En este metodo, tomas el barometro y te situas en las escaleras del edificio en la planta baja. Segun subes las escaleras, vas marcando la altura del barometro y cuentas el numero de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barometro por el numero de marcas que has hecho y ya tienes la altura.Este es un metodo muy directo. Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento mas sofisticado, puede atar el barometro a una cuerda y moverlo como si fuera un pendulo. Si calculamos que cuando el barometro esta a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleracion de la gravedad al descender el barometro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla formula trigonometrica, podriamos calcular, sin duda, la altura del edificio.En este mismo estilo de sistema, atas el barometro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usandolo como un pendulo puedes calcular la altura midiendo su periodo de precesion. En fin, concluyó, existen otras muchas maneras.Probablemente, la mejor sea : Tomar el barometro y golpear con el la puerta de la casa del conserje. Cuando abra, decirle: señor conserje, aqui tengo un bonito barometro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo.En este momento de la conversacion, le pregunte si no conocia la respuesta convencional al problema (la diferencia de presion marcada por un barometro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) evidentemente, dijo que la conocia, pero que durante sus estudios, sus profesores habian intentado enseñarle a pensar.
El estudiante se llamaba Niels Bohr, fisico danes, premio Nobel de Fisica en 1922, mas conocido por ser el primero en proponer el modelo de atomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teoria cuantica. Al margen del personaje, lo divertido y curioso de la anecdota, lo esencial de esta historia es que LE HABIAN ENSEÑADO A PENSAR.


Nota al pie: No se sabe si es totalmente verídica, pero dada la belleza de la anécdota, poco importa que los datos sean exactos o no. Pueden leer la nota que escribió Paenza al respecto:
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-67524-2006-05-29.html