martes, 28 de diciembre de 2010

Intentan desarrollar un test pronóstico del cáncer

Aunque puedan parecer previsibles, los caminos de la investigación científica suelen deparar sorpresas. Fue lo que le ocurrió al doctor Mario Galigniana, investigador del Conicet en el Departamento de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, y ganador de la beca Guggenheim en 2010, mientras trataba de dilucidar las funciones de una proteína descubierta recientemente.

“Cuando estaba trabajando en Estados Unidos caracterizamos la proteína, pero no teníamos idea de qué hacía en la célula”, confiesa el científico, que fue repatriado en 2004 por el Programa Raíces del Ministerio de Ciencia. “Después, de vuelta en la Argentina, tuvimos un resultado que nos sorprendió: encontramos que una proteína muy parecida a aquella con la que trabajé en Estados Unidos se localiza dentro de la mitocondria, que es una organela de la célula. Pensamos que era un error debido a la técnica utilizada, pero después comprobamos que efectivamente estaba ahí”.

La localización inesperada de esta molécula proteica, llamada FKBP51, condujo al investigador a reformular inmediatamente sus hipótesis: “Pensamos que si es una proteína mitocondrial podía estar relacionada con los procesos de muerte celular programada que son mediados por esa organela”.

Para comprobarlo, decidieron estudiar qué le sucedía a la célula cuando esta proteína se producía en exceso: “Probamos que la sobre-expresión de la FKBP51 protege a las células de la muerte”, revela.

Como se sabe que la sobrevida celular es una característica propia de las células tumorales, para Galigniana el paso siguiente era obvio: “Estudiamos doce tipos celulares tumorales diferentes y encontramos que la expresión de FKBP51 está aumentada en todas ellos”, confirma. “También comprobamos que si inhibimos la expresión de esa proteína la célula se hace más sensible a la muerte”, agrega.

Los resultados de estos trabajos, que fueron dados a conocer en el Congreso Internacional de Hormonas Esteroides y Cáncer celebrado en septiembre en Escocia, llevaron a los investigadores a estudiar la expresión de la FKBP51 en tumores humanos.
“En muestras de biopsias humanas de diversos tipos de tumores pudimos observar el mismo patrón cuali-cuantitativo que vimos en las células tumorales, lo que sugiere que esta proteína podría estar involucrada en esos procesos malignos”, considera Galigniana.

Según el investigador, las características particulares de la FKBP51 permiten pensarla como un posible indicador pronóstico del cáncer. “Estamos tratando de determinar si el grado de expresión de esta proteína puede ser utilizado como marcador de prognosis, metástasis, sobrevida y remisión de la enfermedad”, señala.

Por su parte, la doctora Elisa Bal, investigadora del Conicet en el Instituto de Oncología Angel Roffo, que es donde se analizan los tumores humanos, comenta: “Todavía estamos conociendo a esta nueva molécula, que tiene potencial utilidad. Pero faltan más estudios básicos y resta analizar un número mayor de tumores”.

Mientras tanto, en el laboratorio de Galigniana lograron avanzar en el desarrollo de un test pronóstico que permita medir la cantidad de FKBP51 en sangre. “Ya generamos un anticuerpo monoclonal anti-FKBP51 para medir a la proteína por enzimoinmunoensayo, que es un método de cuantificación muy sensible, y los resultados preliminares fueron satisfactorios. Pero aun nos falta probarlo con sueros humanos y analizar, entre otras cosas, su reproducibilidad, su especificidad y si existen sustancias interferentes”, anuncia. “Si todo va bien, recién entonces podremos probarlo con pacientes”.

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