Resulta que el planeta Gliese 581g, ubicado a una veintena de años luz del Sistema Solar, parecía reunir ciertas características que, muy a grandes rasgos, lo emparentaban con la Tierra. Principalmente –y no mucho más– por ser relativamente chico y, más importante, por estar ubicado dentro de la “zona habitable” de su sistema, dominado por una modesta estrella rojiza. Eso quería decir, ni más ni menos, que se trataría de un mundo donde las temperaturas podrían ser lo suficientemente templadas como para permitir, atmósfera mediante (otro supuesto), la presencia de agua líquida en la superficie. Y eventualmente, de la mano de lo anterior, ser un escenario apto (sólo apto) para la vida. Nada más. Sin embargo, por aquí y por allá, el término “planeta habitable” fue torcido y retorcido hasta más no poder. Y se escucharon cosas como que Gliese 581g “parecía estar habitado”, o que “nosotros podríamos ir a habitarlo” (porque “era habitable”), cosa tanto o más disparatada. Distorsiones. Ruido molesto en la señal. Nada tan grave, ni tan novedoso, en materia de comunicación de las noticias científicas.
La nota completa, acá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario