martes, 30 de noviembre de 2010

Matias Zaldarriaga en Argentina

Con menos de 40 años, el físico egresado de Exactas-UBA Matías Zaldarriaga tiene una carrera científica sobresaliente. Doctorado en física en el MIT, hace 15 años que vive en los Estados Unidos. Actualmente trabaja en Princeton, donde busca desentrañar los detalles del Big Bang. Muchos lo señalan como un futuro candidato al Nobel. De visita en la Facultad, como profesor invitado por el Departamento de Física, charló con el Cable.


Por Gabriel Stekolschik

- ¿Tu trabajo es más bien solitario?

- No, en general trabajo con otros. Pero me gusta más cuando se puede trabajar con un grupo chico. Si tenés que manejar grupos muy grandes terminás haciendo burocracia. Escribiendogrants (N.de R.: pedidos de subsidio), corrigiendo cómo escribieron los papers. En definitiva, haciendo cosas que no son de lo más lindo. Yo no me puse a hacer física para escribirgrants, así que trato de evadir eso. Entonces, si me puedo quedar en un grupo más chiquito, para el cual no necesito juntar plata, estoy más contento. Ahora soy parte de un experimento para tratar de volar un globo desde la Antártida para medir la radiación cósmica de fondo. Es un grupo grande de gente y yo ahí hago un papel mínimo. Probé hacer algunas cosas, pero no me tiró tanto, porque es mucho hablar por teléfono y se convierte en un trabajo.

- No te gusta trabajar…

- (Se ríe) Me gusta pensar. Es mucho más fácil que se te ocurra una idea, inventar algo. Pero, después, cuando hay que hacerlo, se tardan muchos años. Y es aburrido, porque es algo que sabés que probablemente va a funcionar, pero en el medio hay un montón de problemas, juntar la plata, hacer los grants, manejar a los estudiantes y posdocs…se hace un trabajo. Me gusta hacer cosas más teóricas.

- ¿Lo tuyo es, básicamente, “papel y lápiz”?

- Sí. A veces trabajo usando datos de algún telescopio. Pero, muchas veces, ni siquiera uso datos. Por ejemplo, me interesa inventar qué clase de medición, qué clase de telescopio habría que hacer. Después yo no lo hago. O, si no, interpreto resultados de observaciones de alguien que agarró los datos, los redujo, sacó algo y yo hago un modelo para explicarlo. Y otras veces hago cuentas que no están directamente relacionadas con el resultado de un experimento, sino con un experimento futuro que se pueda llegar a hacer o no.

- ¿Qué es lo que más te entusiasma?

- Casi siempre hay alguna pregunta más o menos concreta que me está entusiasmando en un momento y, en general, tiene que ver con discusiones que salen de este grupo de cuatro o cinco posdocs que trabajan conmigo. En estos últimos años fueron cosas sobre la Teoría de Inflación, el principio del Big Bang, y las observaciones diferentes que se pueden hacer. Maneras de hacer cuentas que antes no se habían hecho y ese tipo de cosas.

- Y por fuera de la física ¿qué te apasiona?

- Mi familia sobre todo, porque aparte del trabajo es en lo que más tiempo estoy. Con mis hijas y con mi esposa.

- ¿Algún hobby?

- No tengo. Me gusta ir a correr. Voy a correr casi todos los días. Iba a correr la maratón de Filadelfia entera, pero al final voy a correr solamente la mitad. Tengo dos hijas chiquitas y tengo que trabajar, así que es cuestión de encontrar el momento. Cuando tengo un rato, salgo y corro. A veces es una hora, a veces dos.

- ¿Y mientras corrés pensás en Teoría?

- (Sonríe) Claro, sí. Ese es el mejor momento. Nadie me molesta. Porque cuando estoy en la oficina, aunque yo trato de no tener que trabajar, vienen y me preguntan. Y en mi casa tengo una nena de 2 y una de 4, así que es imposible hacer nada. Y termino destruido. Antes yo trabajaba de noche, ahora llegan las ocho de la noche y no quiero hacer nada más. Puedo contestar mails, cosas que no requieran pensar, más burocráticas. Así que cuando voy a correr se me ocurren muchas cosas. Ahí tengo una hora por día, por lo menos, en la que puedo hacer lo que yo quiera.

- ¿Te encontrás con límites propios para llegar a un resultado?

- ¿Cosas que no puedo resolver? Un montón.

- ¿Considerás la posibilidad del Nobel?

- Las probabilidades de que yo me gane el Nobel son muy bajas. Tal vez sean más altas que las de otras personas, pero son súper bajas. O sea, ni pienso en eso. Aparte, el Nobel siempre se lo dan a los viejos. Hay excepciones, pero muchas veces se lo dan a personas que ya están más cerca de… ¿no? (se ríe). Aparte, la mayoría de las veces lo dan por haber hecho alguna observación, y yo no hice ninguna observación.

- Hacer observaciones es parte del trabajo que no te gusta…

- (Se ríe) Sí, es parte del trabajo que no me gusta. Es como enseñar, me gusta enseñar, pero, después, cuando tengo que preparar la clase, siempre hay otra cosa que estoy haciendo que le gana. Lo mismo me pasa con trabajar, con hacer experimentos. Al principio me divierten, pero se vuelven muy grandes y es, como decía, mucho de hablar por teléfono, de manejar cosas, de management.

- ¿Sos constante en tus desarrollos teóricos o te gusta picotear en diferentes temas?

- Más o menos constante. Hice cuatro o cinco temas diferentes pero en los cuales estuve bastantes años trabajando. No me gusta hacer papers muy cortitos de distintas cosas todo el tiempo. Pero llega un momento en que ya hay mucha gente trabajando en la misma cosa y ya es más difícil que se te ocurra algo para hacer. Entonces ahí empiezo a pensar en otra cosa. Porque cuando se llena de gente es muy difícil competir, hay algunos que son muy buenos. Y a veces dejo cosas que no se llenaron porque me aburrí antes. Si miro para atrás, puedo ver que lo que estaba haciendo hace cuatro años ya me estaba aburriendo.

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